2 Décadas después de sufrir un IM, las Mujeres tienen Mejor Supervivencia que los Hombres

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A pesar del hecho de que las mujeres hospitalizadas por infarto agudo de miocardio (IAM) suelen correr un mayor riesgo y son algo menos propensas a recibir terapia médica contemporánea que los hombres, tienen un mejor rendimiento a lo largo de las décadas tras tener en cuenta estas características basales. Los hallazgos, de un estudio observacional danés, se publicaron en Internet el pasado 24 de septiembre de 2012, previo a su edición impresa en Circulation.

El Dr. Sjoerd T. Nauta, del Centro Médico Erasmus (Rotterdam, Países Bajos), y sus colegas analizaron a 14.434 pacientes consecutivos que habían sufrido un IM y que fueron hospitalizados en su centro entre junio de 1985 y diciembre de 2008. Poco más de la ¼ parte de los pacientes eran mujeres (28%; n = 4.028).

De media, las mujeres eran 5 años más mayores que los hombres y la edad en la presentación aumentó, de manera uniforme, en ambos sexos. Las mujeres eran más propensas a padecer hipertensión, diabetes, disfunción renal o anemia y menos propensas a haber sido fumadoras o a tener antecedentes de IM, PCI, CABG o STEMI.

Las Mujeres Son las Más Beneficiadas

Durante el período del estudio, fallecieron 1.544 mujeres y 3.708. La mortalidad fue más alta en las mujeres que en los hombres al cabo de 30 días (7% frente al 6%; cociente de probabilidades-CP 1.3; IC del 95% CI 1.1-1.5; P = 0.002) y al cabo de 20 años (71% frente al 65%; cociente de riesgos instantáneos-CRI 1.1; IC del 95% 1.0-1.2).

Pero tras ajustar por varios factores de confusión, incluida la edad, las comorbididades y la década de tratamiento, cambió toda la ecuación. Las mujeres y los hombres tenían el mismo índice de mortalidad a los 30 días (CP ajustado 1.0; IC del 95% 0.85-1.2). Sin embargo, al cabo de 20 años, las mujeres tenían un menor índice de mortalidad que los hombres (CRI ajustados 0.77; IC del 95% 0.66-0.90).

En líneas generales, las mujeres fueron igual de propensas que los hombres a recibir terapia trombolítica (22% frente al 24%; P = 0.13) y PCI (intervención coronaria percutánea) (53% frente al 53%; P = 0.80) y aspirinas (67% frente al 68%; P = 0.39), pero menos propensas que los hombres a recibir estatinas (70% frente al 73%; P < 0.01) o beta-bloqueadores (56% frente al 59%; P < 0.001).

Los descensos temporales en la mortalidad durante el período del estudio fueron, al menos, tan altos en las mujeres como en los hombres tanto a corto como a largo plazo. Por ejemplo, las mujeres hospitalizadas por IM entre 2006 y 2008 tenían un menor índice de mortalidad de casi el 83% que las tratadas entre 1985 y 1987. Los hombres experimentaron un descenso de casi el 73% durante el mismo período de tiempo (P para la interacción = 0.30).

Los Datos a Largo Plazo Refuerzan Investigaciones Previas

Como las mujeres, de media, debutaron con un mayor perfil de riesgo, el Sr. Nauta y sus colegas sugieren que “es improbable que otras diferencias entre mujeres y hombres, incluidas diferencias en factores biológicos y en el tratamiento, causaran el mayor índice de mortalidad no ajustada descrito en las mujeres.”

Se centran en la naturaleza “única” y a largo plazo del estudio, que confirma lo expuesto por investigaciones anteriores de que las mujeres corren un menor riesgo de muerte de hasta 1 año tras sufrir un IM. Los nuevos datos amplían este hallazgo hasta la marca de 20 años.

Aún así, los hallazgos “podrían demostrar un mejor escenario de caso,” aseguran los autores, ya que “las disparidades de género durante el manejo médico fueron limitadas, lo cual podría haber contribuido a los resultados relativamente favorables de las mujeres, comparado con estudios de países en los que las mujeres reciben, con menor frecuencia, tratamiento empírico basado en la evidencia.”

Por último, señalan que las importantes mejoras temporales observadas en la mortalidad a corto y largo plazo con el paso del tiempo “sugieren que tanto los hombres como las mujeres se beneficiarán de nuevas mejoras en la atención del infarto agudo de miocardio.”

A la Espera de un Tratamiento Individualizado

En comunicación telefónica con TCTMD, el Dr. Sunil V. Rao, del Centro Médico de la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte), dijo que “de alguna manera sorprende y tranquiliza que a las mujeres les vaya igual de bien que a los hombres en lo que a recibir terapias empíricas basadas en evidencias se refiere. Además, también resulta tranquilizador que sus resultados sean equitativos tras ajustar por riesgos basales.”

En pacientes que han sufrido un síndrome coronario agudo (SCA), un abordaje uniforme de la atención prestada es vital para el éxito del tratamiento, dijo, de ahí que el estudio “subraye la importancia de tener vías y protocolos clínicos…lo cual revela que una estrategia como ésta puede, de hecho, ofrecer una atención equitativa en varios subgrupos de pacientes.”

Yendo un paso más allá, el desafío está en el manejo y tratamiento individualizados, continuó el Dr. Rao, advirtiendo que, “además, hemos de entender no solo las disparidades de género sino también las disparidades socioeconómicas y de raza.” Los resultados también deben confirmarse en un entorno internacional multi-institucional, añadió.

“Además, tenemos que entender por qué las mujeres que debutan con un SCA tienen más características de riesgo,” concluyó, sugiriendo que las mujeres podrían recibir menos prevención primaria. “Por último, hemos de entender las diferencias de sexo ligadas al tratamiento y al perfil de seguridad de éste. Por ejemplo, sabemos que las mujeres corren un mayor riesgo hemorrágico derivado de los fármacos antitrombóticos, pero ¿por qué sucede esto?, y ¿qué podemos hacer para remediarlo?”

 


Fuente:
Nauta ST, Deckers JW, van Domburg RT, et al. Gender-related trends in mortality in hospitalized men and women after myocardial infarction between 1985 and 2008: Equal benefit for women and men. Circulation. 2012;Epub ahead of print.

 

Declaraciones:

  • El Sr. Nauta y el Dr. Rao no declararon conflicto de interés económico alguno.

 

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