Aterectomía + Angioplastia Reducen la Mortalidad y el Riesgo de Amputación a un Considerable Coste Inicial


Los datos del mundo real de un extenso registro revelan evidencias concluyentes de que la aterectomía y la angioplastia pueden tener beneficios tangibles tanto en la supervivencia como en el salvamento de extremidades en pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP), con la única advertencia del coste añadido que esto supone.

 

Siguientes Pasos 

Según los autores, “los estudios de seguimiento a largo plazo con un análisis de los costes ajustado por los riesgos que tenga en cuenta nuevas hospitalizaciones, mortalidad y revascularizaciones deberían de arrojar más luz sobre el coeficiente coste-beneficios de la aterectomía.”

“A pesar de los datos que avalan el uso de dispositivos de aterectomía la mayoría de estudios realizados en el pasado se han limitado al pequeño tamaño de la muestra, a la falta de brazos comparadores o a puntos finales clínicos y poblaciones limitadas de pacientes o complejidades en las lesiones,” aseguran el Dr. Apurva O. Badheka, de la Clínica Everett (Everett, WA) y sus colegas.

En su estudio más de 13.000 pacientes con EAP (enfermedad arterial periférica) (el 56.2% varones) de la Muestra Nacional de Pacientes Hospitalizados sometidos (23.2%) o no (76.8%) a una aterectomía en 2012, los que se sometieron a la intervención fueron más propensos a tener una mayor carga de comorbilidad. La mayoría de los pacientes también recibieron una angioplastia con balón o la implantación de un stent, siendo solo el 2.3% sometidos, únicamente, a una aterectomía. La mayoría de las aterectomías se llevaron a cabo en grandes hospitales universitarios metropolitanos.

Los hallazgos se publicaron en Internet el pasado 7 de diciembre de 2015, previo a su edición impresa en el American Journal of Cardiology.

Menos Mortalidad y Amputaciones

En líneas generales, la aterectomía acarreó menos complicaciones (13.2% vs 16.3%; P < .001) y menos amputaciones (11.5% vs 13.4%; P < .001) que en aquellos pacientes que no fueron sometidos a dicha intervención

Tras emparejamiento por puntuación de la propensión, la aterectomía se asoció a menos amputaciones, mortalidad intrahospitalaria e índices de complicaciones. No obstante, los costes fueron mayores cuando se incorporó dicha intervención.

Resultados de Emparejamiento por Puntuación de la Propensión en Pacientes EAP

 

Sin Aterectomía

(n = 5.046)

Con Aterectomía

 (n = 2.523)

Valor P

Amputaciones

12.9%

11.2%

.029

Mortalidad Intrahospitalria

1.5%

0.7%

.003

Cualquier Complicación

16.1%

13.2%

.001

Complicaciones Vasculares

11.0%

9.5%

.049

Coste Medio

$22,635

$24,790

< .001


Según el análisis multivariado, una mayor edad predijo la mortalidad intra-hospitalaria (CP-cociente de probabilidades 1.42 por cada 10 años más; IC del 95% 1.21-1.66) y una mayor comorbilidad basal predijo tanto la mortalidad intrahospitalaria (CP 4.60; IC del 95% 2.48-8.52) como las amputaciones (CP 4.78; IC del 95% 3.89-5.87). Las intervenciones no electivas se asociaron, también, a peores resultados.

No obstante, el uso de la aterectomía redujo los riesgos de mortalidad, amputación así como el resultado combinado de mortalidad intrahospitalaria y complicaciones. Los mejores resultados de todos se observaron cuando la aterectomía se incorporó a la angioplastia o a la implantación de stents y los peores resultados de todos se observaron con el uso de solo la aterectomía.

En los subgrupos de pacientes con isquemia crítica de las extremidades, el uso de la angioplastia y en los subgrupos de pacientes con más comorbilidades basales, el uso de la aterectomía fueron predictivos de menos amputaciones, si bien el mayor coste se mantuvo.

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Los índices de aterectomías entre hospitales variaron en un 24% y no se vieron influidos por las características de los pacientes ni de los hospitales. Esto no es ninguna sorpresa, según los autores, ante la actual “falta de literatura médica y/o directrices concluyentes sobre el uso de la aterectomía.” Además, esta variación refleja la preferencia de los hospitales y “quizá siente las bases para que la literatura médica, en el futuro, aclare cuáles son los beneficios de la aterectomía en la revascularización periférica,” explican.

El beneficio más tangible de todos de la aterectomía “está en mejorar el actual éxito operatorio,” aseguran los investigadores, que añaden que el valor máximo solo puede alcanzarse mediante la angioplastia con balón o con la implantación de stents.

En lo que al índice de complicaciones vasculares post-aterectomía se refiere, Badheka y sus colegas aseguran que dicho índice “fuer parecido al de la literatura médica anteriore,” del 11.3% en el DEFINITIVE LE frente al 9.5% aquí.

No obstante, el coste sigue siendo un problema y convencer a los hospitales de que la aterectomía merece el coste inicial añadido solo puede hacerse con futuros estudios y comparativas de posibles ahorros en los costes, aseguran los autores. “Los estudios de seguimiento a largo plazo con un análisis de los costes ajustado por los riesgos que tenga en cuenta nuevas hospitalizaciones, mortalidad y revascularizaciones deberían de arrojar más luz sobre el coeficiente coste-beneficios de la aterectomía,” aseguran.

La investigación en el futuro debería de centrarse en los nuevos dispositivos que vienen utilizándose desde 2012 así como en los últimos SLF (stents liberadores de fármacos) y BRF (balones recubiertos de fármacos) que “también ofrecen resultados excelentes en lo que a la peremabilidad se refiere,” concluyen los investigadores.

 


Fuente:
Panaich SS, Arora S, Patel N, et al. In-hospital outcomes of atherectomy during endovascular lower extremity revascularization. Am J Cardiol. 2015;Epub ahead of print.


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