¿Dinero? ¿Dispositivos? Una Vez Más Vuelve a Cuestionarse Incentivar las Conductas Sanitarias


El uso de
monitorizadores de actividad iniciativas para ayudar a las iniciativas de pérdida de peso ha tomado en un nuevo estudio que también puso a prueba los efectos de recibir incentivos económicos o dar dinero a beneficencia.

Los podómetros se han popularizado en los últimos años para usuarios curiosos que quieren saber cuántos kilómetros andan al día, pero una reciente investigación ha revelado que tienen una influencia limitada tanto sobre la pérdida de peso como sobre la salud cardiovascular.

“Cuando pienso en los monitorizadores de actividad pienso en las básculas de peso,” tal y como aseguró el autor principal del ensayo DTRIPPA, Dr. Eric Finkelstein (Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, Singapur) a TCTMD. “Para mí, son herramientas de medición que me dicen cuánto he caminado o cuánto peso, pero no son una intervención. Subirme a una báscula no va a hacer que la gente peso menos al igual que saber cuántos pasos caminas, no va a hacer que camines más, solo miden valores que, probablemente, ya conozcas.”

Con la hipótesis original de que la incorporación de una mayor monitorización de la actividad a un programa de pérdida de peso no serviría para mejorar los resultados, Finkelstein explicó que su equipo también quiso saber si la incorporación de incentivos económicos podrían tener un mayor efecto. Durante 6 meses, aleatorizaron a 800 participantes empleados de 13 empresas de Singapur a uno de estos cuatro grupos:

  • Control (n = 201): recibieron información sobre el ejercicio físico y 4 dólares de Singapur (unos 3 dólares norteamericanos) a la semana.
  • Monitorizador de la actividad (n = 203): recibieron un FitBit Zip y 4 dólares de Singapur (unos 3 dólares norteamericanos) a la semana.
  • Incentivo en efectivo (n = 197) o para beneficencia (n = 199): recibieron un FitBit Zip y 15 dólares de Singapur (unos 11 dólares norteamericanos) a la semana cada semana que caminaban entre 50.000 y 70.000 pasos o 30 dólares de Singapur (unos 22 dólares norteamericanos) por cada semana que andaban más de 70.000 pasos para poder quedarse el dinero o donarlo a una organización de su elección.

Al cabo de 6 meses, los incentivos cesaron y todos los participantes fueron sometidos a seguimiento a lo largo del año. Los resultados, publicados en Internet el pasado 4 de octubre de 2016, previo a su edición impresa en The Lancet: Diabetes & Endocrinology revelan que el incentivo en metálico fue el método más eficaz de aumentar la cantidad de ejercicio físico entre moderado y vigoroso de los participantes. Transcurridos 6 meses, este grupo anduvo 29 minutos más por semana que los controles (P = 0.0024), mientras que el grupo que donó el dinero a beneficencia y el que fue sometido a monitorización de la actividad anduvieron 21 (P = 0.0310) y 16 (P = 0.0854) minutos más, respectivamente.

Sin embargo, a medida que iban desapareciendo los incentivos en efectivo, lo mismo le iba ocurriendo, también, a los efectos de dichos incentivos. Al cabo de 12 meses, los participantes de los grupos de monitorización de la actividad y de beneficencia anduvieron otros 37 (P = 0.0001) y 32 minutos adicionales (P = 0.0013) de ejercicio físico entre moderado y vigoroso por semana comparados con los controles. Aún así no hubo mejora alguna en los resultados sanitarios, incluidos el peso y la presión arterial, en ningún momento y en ningún grupo.

Hacen Falta Intervenciones ‘Polifacéticas’

El mensaje más importante que nos deja el estudio, según Finkelstein, es “no hemos de asumir que con solo darle a la gente un montón de FitBits de la noche a la mañana estarán más sanos . . . Es necesario llevar a cabo una intervención más polifacética.”

Los podómetros “quizá sean parte de una solución más integral, pero desde luego no bastan por sí solos,” añadió. Otra limitación es que la mayoría de los pasos andados por los participantes se consideraron “pasos ligeros, no el tipo de pasos que hacen subir la frecuencia cardíaca,” explicó Finkelstein. “Si de verdad queremos que la gente esté más sana lo que deberíamos de hacer es incentivar la realización de actividades con pasos o minutos activos porque estos son los que de verdad tienen resultados en la salud.”

Además, su experiencia en economía en relación a la salud ha demostrado que los incentivos están diseñados para que la gente responda “de forma predecible,” dijo Finkelstein. Otro reciente estudio que utilizó incentivos en metálico para motivar, con éxito, a los fumadores a que lo dejaran vino a apoyar su teoría. “No obstante, el problema que tenemos con los incentivos en metálico es que los empleadores sencillamente no quieren gastarse el dinero,” añadió.

“En lo que se refiere a los incentivos, todavía no estamos en un punto en el que podamos dar buenas recomendaciones,” dijo Finkelstein. Los estudios que se realicen en el futuro deberían de “intentar incentivar a la realización de actividades con pasos o minutos aeróbicos” y trabajar para averiguar quién es el candidato ideal cuya salud saldrá beneficiada si lleva un podómetro, sugirió.

En un editorial acompañante, la Dra. Courtney Monroe (Universidad de Carolina del Sur, Columbia), asegura que “el hecho de que la retirada de los incentivos en efectivo hiciese descender, ostensiblemente, tanto la participación en la intervención como la actividad física en el estudio de Finkelstein y sus colegas trae a la palestra un posible problema relacionado con los incentivos económicos y la motivación a la hora de mantenerse activo. Esto es, los incentivos en metálico son un motivador extrínseco y su retirada podrá minar o reprimir la posibilidad de desarrollar una motivación intrínseca propia, que es un potente predictor de la adherencia a la hora de hacer ejercicio físico.”

Aunque el estudio TRIPPA no midió la motivación, concluyó, los estudios que se realicen en el futuro sí deberían hacerlo a fin de “ver cómo diferentes aspectos de estos abordajes (es decir, patrones para la distribución de incentivos, intervalos de recompensa y cantidad a incentivar) pueden manipularse para influir positivamente tanto en la motivación intrínseca como en la realización de ejercicio físico de forma rentable.”


Fuentes:

  • Finkelstein EA, Haaland BA, Bilger M, et al. Effectiveness of activity trackers with and without incentives to increase physical activity (TRIPPA): a randomised controlled trial. Lancet Diabetes Endocrinol. 2016;Epub ahead of print.
  • Monroe CM. Valuable steps ahead: promoting physical activity with wearables and incentives. Lancet Diabetes Endocrinol. 2016;Epub ahead of print.

Declaraciones:

  • El ensayo TRIPPA está financiado por el Ministerio de Salud de Singapur.
  • Ni Finkelstein ni Monroe declararon conflicto de interés alguno.

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