La Exposición a la Radiación derivada de Intervenciones Endovasculares de Extremidades Inferiores es Sorprendentemente Alta

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Incluso de las intervenciones endovasculares directas de extremidades inferiores puede derivarse una exposición alta a la radación que rivaliza con las mismísimas dosis asociadas a las intervenciones coronarias, según una investigación publicada en Internet el pasado 24 de julio de 2013, previo a su edición impresa en el Journal of Vascular Surgery. Según el estudio, las intervenciones pélvicas son de las que soportan la dosis más alta.

La exposición a la radiación durante 346 intervenciones terapéuticas en extremidades inferiores se calculó, retrospectivamente, por el Dr. Ido Weinberg y sus colegas del Hospital General de Massachusetts (Boston, MA). Todas las intervenciones se realizaron en el Centro Médico Universitario Hebreo Hadassah (Jerusalén, Israel) entre septiembre de 2006 y diciembre de 2011. Los parametros de radiación evaluados fueron el producto dosis-área y el tiempo de fluoroscopia. Además, los datos se recopilaron de la demografía del paciente, la indicación de la intervención, el abordaje quirúrgico y la localización anatómica de la enfermedad oclusiva, y se clasificaron como pelvis, muslo, por debajo de la rodilla o multinivel (muslo y por debajo de la rodilla pero sin afectación pélvica).

Las Intervenciones de Pelvis, las Peores

En total, el producto dosis-área fue notable. En particular, los valores para las intervenciones pélvicas fueron más altos que los valores para las intervenciones de muslo y por debajo de la rodilla, a pesar de que los tiempos de fluoroscopia fueron más cortos (ambos P < 0.0001; tabla 1).

Tabla 1. Productos Dosis-Área y Tiempo de Fluoroscopia, según la Intervención

 

Localización Anatómica de la Intervención

Pélvica

(n = 98)

Muslo

(n = 95)

Por Debajo de la Rodilla

(n = 62)

Multinivel

(n = 109)

Producto Dosis-Área Medio , Gy/cm2

179.6

63.2

28.9

49.5

Tiempo Medio de Fluoroscopia, min

11

16

31

36.1

El abordaje quirúrgico también influyó en la dosis de radiación recibida, generando el abordaje contralateral hacia arriba un producto dosis-área más alto que el abordaje anterógrado (112.2 Gy/cm2 frente a 42.6 Gy/cm2; P < 0.0001). No obstamte, en el análisis multivariable, la localización anatómica de la intervención reveló que la relación más estrecha de todas se observó con la dosis de radiación (P < 0.0001).

Localización, Localización, Localización

En entrevista telefónica con TCTMD, el Dr. Weinberg dijo que “cuando comparas la dosis de radiación de una intervención estándar en una extremidad inferior que puede durar una hora, o una hora y media, la cantidad media de radiación que implican estas intervenciones está en el extremo más alto de cualquier intervención cardíaca que podamos imaginar. De hecho, la dosis media está al borde del límite permitido para lesiones de la piel.”

Otra sorpresa, dijo, fue que las intevenciones más cortas y sencillas, a nivel técnico, que comprometen a las arterias ilíacas, son las que, en realidad, soportan la dosis de radiación más alta de todas. “Es la anatomía la que cuenta y no siempre la complejidad o el tiempo que se tarda en realizar la intervención,” observó el Dr. Weinberg. “Las intervenciones ilíacas son muy sencillas de realizar, pueden llevar solo 10 minutos, pero son las intervenciones que soportan las dosis más altas de radiación.”

No obstante, el Dr. Stephen Balter, del Centro Médico de la Universidad de Columbia (Nueva York, NY), dijo a TCTMD en entrevista telefónica que los hallazgos no sorprenden ya que se han descrito, con anterioridad, en la literature médica. “El asunto es,” dijo, “que el abordaje retrógrado contralateral precisa más radiación que el anterógrado, lo cual ocurre siempre porque estas son intervenciones más difíciles. La dosis extra quiere decir, sencillamente, que el operador tiene más trabajo que hacer.”

Se Pide Cautela

“ALARA (Dosis de Radiación Tan Baja como sea Razonablemente Posible) es muy iportante para todas estas intervenciones,” explicó el Dr. Weinberg. “No prestarle atención podría desencadenar exposiciones más altas a la radiación, sobre todo para los médicos intervinientes o los pacientes que se someten a las intervenciones.”

Por supuesto, la cantidad de exposición a la radiación no debería de ser un factor determinante  a la hora de decidir si un paciente ha de someterse, o no, a una intervención, dijo el Dr. Balter. En cualquier caso, añadió, “del mismo modo que no expodríamos a un pacinte a una TC, innecesariamente, o que informaríamos a un paciente, antes de realizar un estudio, que acarreara exposición a la radiación, creo que con este tipo de intervenciones deberíamos de seguir el mismo patrón de actuación.”

El Dr. Balter dijo que le preocupa menos la exposición a la radiación secundaria a la enfermedad arterial periférica (EAP), sencillamente porque estos pacientes suelen ser más mayores y, por lo tanto, menos propensos a desarrollar los cánceres tardíos que se asocian a dicha intervención. Además, “si tenemos en cuenta el nivel de tecnología que tenemos en la actualidad, no veo cómo podemos los médicos hacer este trabajo con una dosis de radiación mucho menor,” planteó.

El Rumbo de Futuras Investigaciones

Este estudio de un único centro debería de replicarse en un análisis multicentro, concluyó el Dr. Weinberg. También abogó por investigar las dosis estimadas de radiación a lo largo de la vida recibidas por pacientes EAP, ya que estos suelen someterse a varios exámentes e intervenciones que acarrean exposición a la radiación. Otro campo que merece la pena investigar, dijo, es la exposición a la radiación de los intervencionistas que suelen realizar intervenciones en extremidades inferiores.


Fuente:

Segal E, Weinberg I, Leichter I, et al. Patient radiation exposure during percutaneous endovascular revascularization of the lower extremity. J Vasc Surg. 2013;Epub ahead of print.

Declaraciones:

  • Los Dres. Weinberg y Balter no declararon conflicto de interés alguno.

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