La Fiebre tras la TAVR es Común aunque los Antibióticos No suelen ser Necesarios

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Casi la mitad de los pacientes que se someter a una intervención de sustitución de la válvula aórtica mediante técnicas transcatéter (TAVR) sufre episodios cortos de fiebre tras dicha intervención, si bien las infecciones bacterianas y las complicaciones documentadas son raras. En un estudio publicado en Internet el pasado 26 de diciembre de 2013, previo a su edición impresa en el American Journal of Cardiology, los investigadores sugieren que una estreategia de ‘vigilante espera’ podría ser prudente en muchos de estos casos en lugar de instaurar antibióticos de amplio espectro.

El Dr. Eran Leshem-Rubinow, del Centro Médico de Tel-Aviv (Tel-Aviv, Israel) y sus colegas analizaron a 140 pacientes consecutivos inscritos en el Estudio Prospectivo Angiográfico de Tel-Aviv (TAPAS) y sometidos a TAVR transfemorales en su centro entre marzo de 2009 y junio de 2012. Antes de someterse a la intervención, todos los pacientes recibieron profilaxis antibiótica con una cefalosporina o vancomicina de 1ª o 2ª generación. La mayoría de los pacientes (n = 137) recibieron la prótesis CoreValve (Medtronic, Minneapolis, MN), salvo 3 pacientes que recibieron la válvula Edwards Sapien valve (Edwards Lifesciences, Irvine, California).

Febrícula en Casi la Mitad

A los 7 días de someterse a la intervención, 66 pacientes (47%) experimentaron, al menos, 37.5ºC, y 27 (19.4%) febrícula de, al menos, 37.3ºC. De estos 27 pacientes febriles, 11 (40.7%) tenían, al menos, 2 picos documentados de temperatura y fiebre de más de 8 horas de evolución. Las características basales fueron similares entre aquellos con y sin fiebre > 37.3ºC, no identificándose predictores clínicos preoperatorios de fiebre.

La mayoría de los episodios febriles (74%) sobrevinieron durante las primeras 48 horas. Se administraron antibióticos de amplio espectro al 81.5% (n = 22) de los pacientes febriles y en todos los casos en los que la fiebre fue prolongada (> 8 horas).  Se documentaron infecciones en 5 pacientes febriles. De estos, 2 presentaban infecciones por bacteremia con fiebre prolongada y alta (> 37.3ºC), y ambos patógenos aislados (Enterococcus faecalis y Klebsiella pneumoniae) eran resistentes a la profilaxis estándar. Los patógenos urinarios se aislaron de otros 3 pacientes (ninguno con un catéter permanente), solo 1 de los cuales presentaba fiebre prolongada. Estos aislados fueron, en su mayoría, resistentes a los antibióticos profilácticos utilizados.

El análisis primario de resultados, que combinó todos los episodios febriles post-TAVR (duración corta y prolongada), confirmó que la ocurrencia de fiebre no se asoció a una mayor mortalidad a los 30 días ni a una puntuación combinada de los resultados (VARC-2). Entre otros resultados de seguridad valorados, solos los ACV post-operatorios precoces y el taponamiento pericárdico se asociaron a episodios febriles de cualquier duración. Además, los resultados funcionales a los 30 días fueron similares con independencia de la fiebre (tabla 1).

Tabla 1. Resultados Funcionales y de Seguridad

 

Fiebre
(n = 27)

Sin Fiebre
(n = 113)

Valor P

ACV

7%

0

0.036

Taponamiento

7%

0

0.036

Clase Funcional Media a los 30 Días

1.22

1.22

0.94

 

Sin embargo, comparado con una única subida de fiebre o en ausencia de la misma, la fiebre prolongada (>8 horas, n=11) se asoció a un mayor índice de mortalidad a los 30 días (cociente de probabilidades-CP 7.55; IC del 95% 2.4-24.2) y al doble de tiempo hospitalario (media 14.3 días frente a 7.3 días; P = 0.04).

Se Aboga por una Estrategia de ‘Vigilante Espera’

El Dr. Leshem-Rubinow y sus colegas aseguran que evidencias anteriores avalan la existencia de un nexo entre las complicaciones postoperatorias y la respuesta inflamatoria no infecciosa. Ante todo, los datos en pacientes sometidos a reparación endovascular de los aneurismas aórticos abdominales confiman una ocurrencia similar de fiebre, referido en la literatura médica como “síndrome post-implantación”. Los resultados de su estudio, añaden, sugieren que una estrategia de vigilante espera es aceptable tras la primera aparición de febrícula de, al menos, 37.7ºC en un paciente, por otro lado, estable.

“Si la fiebre vuelve a aparecer o no remite, el paciente debería de volver a ser examinado para identificar la posible causa de la fiebre y someterse a un análisis que incluya un recuento sanguíneo completo, química sanguínea y marcadores inflamatorios así como cultivos sanguíneos y urinarios y radiografías torácicas,” aseguran. “Seguido de una consulta con un especialista en patologías infecciosas y del inicio de tratamiento antibiótico.” Cuando los antibióticos están justificados, los autores de estudio concluyen, “el antibiótico elegido debería de cubrir a todas aquellas bacterias resistentes a los regímenes profilácticos locales.”


Fuente:

Leshem-Rubinow E, Amit S, Steinvil A, et al. Frequency, pattern and cause of fever following transfemoral transcatheter aortic valve implantation. Am J Cardiol. 2013;Epub ahead of print.

Declaraciones:

  • El Dr. Leshem-Rubinow no declaró conflicto de interés alguno.

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