La Mitad de los Pacientes que Entran en Parada Cursan Síntomas de Alarma que Pasan por Alto


Señales de alarma tales como el dolor torácico y la disnea pueden ocurrir antes de entrar en parada cardíaca súbita, si bien los pacientes de un estudio observacional lo dieron cuenta de ellas a tiempo para que el equipo médico de emergencias pudiese intervenir. Podría haber una ventana de oportunidad para que la comunidad médica invente nuevos abordajes en materia de prevención a corto plazo, aseguran los autores.

Siguientes Pasos

Según los autores, hay que realizar esfuerzos formativos encaminados a educar al público sobre las señales de alarma para conseguir una mejor prevención a corto plazo.

Investigadores dirigidos por el Dr. Sumeet S. Chugh, del Centro Médico Cedars-Sinai (Los Angeles, California), analizaron una cohorte de 839 pacientes, la mayoría varones de mediana edad, que habían entrado en parada cardíaca extrahospitalaria y habían sido ingresados en 1 de 16 hospitales de Oregon entre 2002 y 2012. Los resultados fueron revisados atendiendo a cualquier síntoma descrito durante las 4 semanas previas a la ocurrencia del episodio.

Poco más de la mitad (n = 430) refirieron síntomas de alarma tales como dolor torácico (46%), disnea (18%), o palpitaciones o síncope (5%) ante de entrar en parada cardíaca súbita, sobreviniendo la mayoría (93%) en 24 horas. Sin embargo, los pacientes, sus parientes o los testigos presenciales intentaron ponerse en contacto con los servicios médicos de emergencia para participarles estos síntomas de alarma en, solo, el 19% de los casos. Aquellos pacientes con antecedentes de cardiopatía (P < .001) o dolor torácico continuo (P < .001), o los pacientes más ancianos (P = .021) eran más propensos a llamar al teléfono de emergencias 9-1-1 (o a que alguien llamara en su nombre). Además, los síntomas de dolor torácico eran más propensos a provocar una llamada que otros síntomas (69% vs 15%; P < .001).

Cuando los servicios médicos de emergencia fueron contactados, la supervivencia de los pacientes que entraron en parada cardíaca súbita fue cinco veces mayor que la de aquellos pacientes que no contactaron con dichos servicios (32.1% vs 6.0%; P < .001). Incluso después de ajustar por las variables de reanimación, una llamada al 9-1-1 generó una mayor supervivencia (cociente de probabilidades-CP 4.82; IC del 95% 2.23-10.43). Esto no cambio entre hospitales ni años.

Aunque la frecuencia de los síntomas generales no varió entre hombres y mujeres (P = .59), los hombres refirieron más dolor torácico y las mujeres más disnea (P < .001). Incluso cuando los análisis se limitaron a casos con EAC (enfermedad arterial coronaria) documentada, las mujeres refirieron menos dolor torácico que los hombres (32% vs 58%; P = .001).

Necesitamos una Estrategia de Prevención a Corto Plazo

Esta base de datos no solo revela “una frecuencia relativamente alta de señales de alarma” en pacientes de mediana edad que entran en parada cardíaca súbita, aseguran el Dr. Chugh y sus colegas, sino que también sugiere que “estos síntomas suelen pasarse por alto o minimizarse con frecuencia.”

Además, como la mayoría de los síntomas descritos en los días y semanas anteriores a entrar en parada sobrevinieron en las horas inmediatamente anteriores, “estos hallazgos sugieren la posibilidad de mejorar la prevención a corto plazo de las paradas cardíacas súbitas en el futuro.”

Hay que realizar esfuerzos formativos encaminados a educar al público sobre las señales de alarma para conseguir una mejor prevención a corto plazo, concluyen, añadiendo que las tecnologías portátiles podrían ser una “oportunidad única para poder realizar intervenciones precoces.”


Fuente:
Marijon E, Uy-Evanado A, Dumas F, et al. Warning symptoms are associated with survival from sudden cardiac arrest. Ann Intern Med. 2015;Epub ahead of print.

Declaraciones:

  • Este estudio está financiado, en parte, por el Instituto Nacional norteamericano del Pulmón, el Corazón y la Sangre.
  • Chugh dijo haber recibido subvenciones de la Fundación Bettencourt Schueller, el Instituto Nacional francés de Salud e Investigación Médica, la Sociedad francesa de Cardiología, la Fundación para la Investigación Médica, el Instituto Nacional norteamericano del Pulmón, el Corazón y la Sangre y la Fundación Philip.

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