La Terapia Celular No Mejora los Resultados CABG

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Salvo algunas mejoras en el tamaño cicatricial así como en la perfusión regional, las células madre de médula ósea (BMC) tuvieron poco impacto positivo en pacientes cuya fracción de eyección ventricular izquierda (LVEF) estaba deteriorada que habían sido sometidos a cirugía de injerto de bypass aortocoronario (CABG). Los hallazgos del ensayo aleatorizado se publicaron en Internet el pasado 3 de febrero de 2014, previo a su edición impresa en el European Heart Journal.

Investigadores dirigidos por el Dr. Christof Stamm, del Centro de Tratamientos Regeneradores Berlin-Brandenburgo (Berlin, Alemania), aleatorizaron a 60 pacientes sometidos a CABG con una LVEF global reducida (< 35%) a recibir una inyección intramiocárdica de CD133 autólogas + BMC (n = 30) o placebo (n = 30).

A los 6 meses, en las IRM (disponibles en 48 pacientes), el punto final primario de LVEF, en reposo, fue similar entre los grupos, así como el diámetro diastólico final ventricular izquierdo (DDFVI) y el volumen diastólico final ventricular izquierdo (VDFVI, tabla 1).

Tabla 1. Resultados a los 6 Meses

 

BMC

(n = 30)

Placebo

(n = 30)

Valor P

LVEF en Reposo

31 ± 7%

33 ± 8%

0.3

DDFVI, mm

61 ± 6

59 ± 7

0.4

VDFVI, mL

224 ± 57

218 ± 50

0.7

 

Los episodios adversos graves fueron equivalentes entre uno y otro grupo, 13 en el grupo que recibió placebo y 12 en el que recibió BMC.

Se Advierten Diferencias en la Perfusión

La proporción de segmentos miocárdicos VI con cambios en el déficit de perfusión tras la cirugía variaron en función de uno u otro grupo. En el grupo que recibió placebo, el déficit de perfusión en reposo se mantuvo inalterado en el 19% de todos los segmentos analizados, mejoró en el 2% y empeoró en el 7%. En el grupo MBC, el déficit de perfusión se mantuvo inalterado en el 15% (P = 0.2 frente a placebo), mejoró en el 9% (cociente de probabilidades-CP 4.0; IC del 95% 1.6-9.8; P = 0.001), y empeoró en el 1% de todos los segmentos analizados (CP 0.2; IC del 95% 0.07-0.05; P = 0.0007).

No obstante, le mejora en la perfusión del grupo BMC no siempre se asoció a la ubicación de la inyección celular. La masa cicatricial mejoró, tímidamente, en los pacientes que recibieron BMC, descendiendo 2.2 ± 5g (P = 0.05) aunque manteniéndose inalterada en el grupo que recibió placebo (0.3 ± 4g; P = 0.7). En lo que a las medidas preoperatorias se refiere, la masa cicatricial descendió un 9.7% en los pacientes BMC y un 0.6% en los pacientes placebo (P = 0.1 para la comparativa intergrupo). La diferencia observada entre los dos grupos en lo que al cambio de la masa cicatricial se refiere durante el seguimiento fue de 2.0 g (IC del 95% de -1.1 a 5.0; P = 0.2).

Buena parte de la función VI y de los parámetros dimensionales mejoraron tras la CABG con independencia de la asignación de grupo, si bien no hubo diferencias importantes durante el seguimiento. Por ejemplo, en lo que a la contractilidad regional hace referencia, no hubo ninguna diferencia en la torsión media en 2D entre los grupos, perioperatoriamente, así como tampoco durante el seguimiento. Resulta interesante que cuando los datos de la ecocardiografía mediante seguimiento de grises se estratificaron atendiendo a la ubicación del área de interés, se observó una cierta tendencia hacia una mayor mejoría en la función regional VI en aquellos pacientes con infartos posteriores o inferiores y una inyección de BMC que no fue aparente en el grupo placebo (P = 0.1 para el efecto por grupo). Cuando las proporciones de los segmentos con una torsión longitudinal mejorada se compararon entre uno y otro grupo, la recuperación de la función contráctil regional mejoró en el grupo que recibió BMC a los 3 meses (cociente de probabilidades-CP 2.2; IC del 95% 1.1-4.6; P = 0.03), no así a los 6 meses (P = 0.4). De hecho, la función contráctil regional se recuperó, solo, en los pacientes BMC cuando el área de interés fue posterior o inferior (P = 0.02 para el efecto de ubicación). No obstante, no se observó correlación alguna entre la ubicación del área de interés y la LVEF ni en el cambio de la función VI global a los 6 meses.

En 50 pacientes sometidos a pruebas de esfuerzo, la prueba de 6 meses de seguimiento arrojó resultados similares entre el grupo que recibió placebo y el que recibió BMC (14.4 ± 4.3 frente a 14.9 ± 6 mL/min/kg; P = 0.7), así como la pendiente VE/VC02 (31.5 ± 6.8 frente a 31.3 ± 5.6; P = 0.9).

No Hay Diferencias en el Test de Marcha

Además, el cambio de los niveles preoperatorios del test de 6 minutos de marcha también fue similar entre el grupo que recibió placebo y el que recibió BMC (28.7 m frente a -2.3 m; P = 0.3). La mayoría de pacientes cursaban menos síntomas de insuficiencia cardíaca y angina tras 6 meses de seguimiento. No obstante, las proporciones de pacientes en diferentes clases según la NYHA revelaron diferencias entre uno y otro grupo, sugestivo de que la clase NYHA mejoró más en el grupo que recibió placebo, a los 6 meses, que en el que recibió BMC (P = 0.004). Los autores dicen que este hallazgo es “difícil de explicar.” No obstante y según la clase de la Escala Cardiovascular Canadiense este no fue el caso (P = 0.2).

La calidad de vida según la Escala Minnesota de Vivir con Insuficiencia Cardíaca a los 6 meses fue, también, similar entre el grupo que recibió placebo y el que recibió BMC (12.7 frente a 2.4; P = 0.1 para la interacción).

En un email, el Dr. Warren Sherman, del Centro Médico de la Universidad de Columbia (Nueva York, NY), dijo a TCTMD que no le sorprendieron los hallazgos, sobre todo, “teniendo en cuenta la mixtura de la población a estudio, que, a pesar del importante requisito de tener una menor función sistólica VI (fracción de eyección-EF < 35%), incluyó a pacientes tanto con cuadros de insuficiencia cardíaca crónica (ICC) y anginosos (más de estos últimos en el grupo que recibió placebo). Además, el rango de tiempo desde el último IM también fue bastante amplio, hasta 17-28 años.”

Los autores advierten que realizaron un ensayo similar que arrojó resultados positivos con la infusión miocárdica de BMC. No obstante, “el aspecto más importante de todos los estudios que utilizaron esta técnica es su tamaño,” aseguró el Dr. Sherman. “Todas las series publicadas han sido pequeñas, incluido el presente estudio.”

Aún así se mostró esperanzado sobre algunos aspectos del estudio, sobre todo, los hallazgos concernientes a la perfusión.

A pesar de algunas mejorías en el tamaño cicatricial así como en la reperfusión regional, los autores concluyen que “la inyección intramiocárdica de CD133+ BMC no tiene efecto alguno sobre la función global VI ni sobre los síntomas clínicos. Las mejoras en la función miocárdica regional son, solo, detectables en pacientes víctimas de infartos posteriores, probablemente porque tras sufrir un infarto anterior el septum interventricular no es accesible mediante inyección transepicárdica.”

Detalles del Estudio

Tres de los pacientes eran mujeres y la media de edad se sitió en torno a 62.7 años en el grupo placebo y 61.9 años en el grupo BMC. La LVEF media fue del 26.2%, con un IM final documentado menos de 3 meses antes de la CABG en 9 pacientes de cada grupo.

Fuente:

Nasseri BA, Ebell W, Dandel M, et al. Autologous CD133+ bone marrow cells and bypass grafting for regeneration of ischaemic myocardium: the Cardio133 trial. Eur Heart J. 2014;Epub ahead of print.

Declaraciones:

  • Este estudio está avalado, en parte, por Miltenyi Biotec y German Bundesministerium für Bildung und Forschung.
  • El Dr. Stamm dijo haber recibido honorarios como conferenciante de Miltenyi Biotec.
  • El Dr. Sherman no declaró conflicto de interés alguno.

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