Los Datos Enviados a la FDA que Avalan los Dispositivos Cardiovasculares Suelen Diferir de los Publicados en Estudios Revisados por Expertos


Los documentos de aprobación pre-comercialización de nuevos dispositivos cardiovasculares varían, notablemente, de los resultados publicados de ensayos que los avalan, según un estudio publicado, en Internet, el pasado 10 de junio de 2015, previo a su edición impresa en el BMJ. Entre los dispositivos aprobados durante la última década, las discrepancias se hicieron evidentes en las características del ensayo, en los puntos finales primarios y en los resultados de seguridad y eficacia descritos en las revistas médicas con posterioridad a la aprobación.

 

El Mensaje

 

Según el Dr. Sidney Wolfe, el hecho de que los datos de ensayos clínicos no se hagan públicos viola los principios éticos que pretenden proteger a los pacientes.

“Los médicos podrían no ser conscientes de los resúmenes de dispositivos de la FDA y, por lo tanto, no hacer un análisis crítico de los datos,” según la Dra. Rita F. Redberg, de la Facultad de Medicina de San Francisco de la Universidad de California (San Francisco, California) y sus colegas. “De ahí que para muchos dispositivos de alto riesgo, las evidencias de los ensayos clínicos podrían no estar nunca disponibles para ser leídas por la comunidad médica o podrían terminar por publicarse mucho tiempo después.”

Los investigadores compararon los resultados de seguridad y eficacia de los ensayos clínicos descritos en los documentos de aprobación pre-comercialización de la FDA de 106 dispositivos cardiovasculares aprobados entre enero de 2000 y diciembre de 2010, con sus respectivos resultados publicados.

De los 177 estudios hechos públicos (una media de 1.7 estudios por dispositivo), solo el 49% habían sido publicados en revistas revisadas por expertos. Estos 86 estudios publicados hacían alusión a un total de 60 dispositivos. El tiempo medio transcurrido desde la aprobación de la FDA hasta la publicación fue de 6.5 meses 6.5 meses (rango de −4.8 a 7.5 años).

De los estudios publicados, 66 se consideraron importantes por ser el único estudio incluido en el resumen, un ECA (ensayo controlado aleatorizado) multicentro o incluido, explícitamente, en el resumen de la FDA como estudio importante. De estos, el tiempo medio transcurrido hasta la publicación fue de 7.9 meses siendo el 33% publicados antes de la aprobación de la FDA. De los que especificaron una fuente de financiación, todos fueron financiados por la industria. Resultó que cinco de los estudios importantes habían sido presentados como datos conjuntos y no como estudios individuales cuando fueron publicados.

Entre los 86 estudios publicados, el 26% mostraron una discrepancia entre el número de participantes inscritos, tal y como se presentó en el resumen de la FDA, y el número de participantes facilitado cuando dicho resumen fue publicado. La diferencia media transcurrida entre el número total dado fue de 12.8 pacientes (una diferencia del 4%), arrojando una diferencia máxima de 181 pacientes.

Cierta información demográfica también varió entre los resúmenes de la FDA y los estudios publicados. En el 11%, la edad media estaba equivocada en más de un año y en el 16% el análisis en función del género varió en más del 1% en términos absolutos.

De los 152 posibles puntos finales primarios identificados en los resúmenes de la FDA, una revisión de los subsiguientes estudios publicados los etiquetó como secundarios en el 2%, no etiquetados en el 28% y no encontrados en el 10%. Cuando se compararon todos los puntos finales primarios entre los resúmenes y los datos publicados, el 45% fueron idénticos, el 23% similares, el 11% distintos y el 20% no pudieron compararse.

Además, en un caso en concreto en el que los investigadores confirmaron la existencia de una disparidad en la importancia del resultado descrito entre el resumen y el informe publicado, sobre el stent torácico Talent (Medtronic), “ésta cambió, drásticamente, la interpretación del resultado hasta el punto de que el dispositivo parecía más favorable en el resumen que en la publicación.”

Registro Obligatorio de los Datos de Ensayos

La Dra. Redberg, editora del JAMA Internal Medicine y sus colegas sostienen que el estudio, que identifica la información pública selectiva tanto a nivel del estudio como de los propios resultados, “pone de manifiesto la existencia de un problema más amplio en la forma en que se presenta la evidencia de un ensayo clínico.”

En el caso de discrepancia en el número de sujetos inscritos, la sugerencia es “que la composición de la población de pacientes había cambiado notablemente…introduciendo una posible fuente de sesgo en la participación de información,” aseguran.

Tomada en conjunto, los autores afirman que la evidencia disponible apunta a la necesidad de un “registro obligatorio sobre una plataforma pública de ensayos clínicos.  Clinicaltrials.gov es un ejemplo de intentos por lograr esto, si bien “recientes ensayos revelan que, con frecuencia, los ensayos publicados arrojan hallazgos discrepante entre el citado sitio web y las publicaciones,” aseguran.

Adherencia a Principios Éticos

En un editorial que acompaña al estudio, el Dr. Sidney M. Wolfe, del Grupo de Investigación Sanitaria de Public Citizen (Washington, DC), advierte que la falta de datos públicos de los ensayos clínicos viola un importante principio ético de la Declaración de Helsinki, que se desarrolló para regular la investigación en experimentaciones con humanos. Básicamente dice que: “los resultados negativos y no concluyentes así como los resultados positivos han de publicarse o intentar que se hagan públicos de algún modo.”

No obstante, el Dr. Wolfe señala que los intentos “por aumentar la disponibilidad pública de los datos de ensayos clínicos a fin de prevenir las serias consecuencias que tiene para la salud pública exagerar los beneficios y minimizar los riesgos” han provocado una oposición de la industria tanto en Europa como en Estados Unidos.

En 2012, por ejemplo, la Agencia Europea del Medicamente (EMA) pretendía “la publicación proactiva de datos de ensayos clínicos, una vez que el proceso de autorización-comercialización había finalizado,” según el Dr. Wolfe. No obstante, después de que dos compañías farmacéuticas denunciaran a la EMA, la agencia “suavizó sus planes originales,” asegura. Asimismo, añade que la organización de Fabricantes e Investigadores Farmacéuticos de Estados Unidos instó al gobierno de EE.UU. a que influyera en la Unión Europea para que ésta se posicionara en contra de la política de divulgación de datos.

No obstante tanto los autores del estudio como el Dr. Wolfe sostienen que la accesibilidad de los datos es necesaria a fin de mantener tanto la integridad de la investigación de los ensayos clínicos como la propia seguridad de los pacientes. Además, las directrices de la práctica clínica podrían verse afectadas al “no poder basarse en una información completa ni precisa sobre fármacos ni dispositivos,” concluyen la Dra. Redberg y sus colegas.


Fuentes:

1. Chang L, Dhruva SS, Chu J, et al. Selective reporting in trials of high risk cardiovascular devices: cross sectional comparison between premarket approval summaries and published reports. BMJ. 2015;Epub ahead of print.
2. Wolfe SM. Selective clinical trial reporting: betraying trial participants, harming patients: reporting biases found in trials of cardiovascular devices [editorial]. BMJ. 2015;Epub ahead of print.


Declaraciones:

  • La Dra. Redberg dijo ser miembro del Panel de Dispositivos del Sistema Circulatorio de la FDA.
  • El Dr. Wolfe dijo ser el fundador y asesor de una organización de consumidores que hace campaña a favor de fármacos y dispositivos médicos más seguros.


Artículos Relacionados:

Comments