Los Intervencionistas Ven Google Glass como la Siguiente Frontera tras Solucionarse los Problemas Prácticos

“Glass, activa STEMI.”

Esta sencilla orden podría convertirse en algo habitual en unos pocos años, según el Dr. Jordan G. Safirstein, del Centro Médico Morristown (Morristown, Nueva Jersey). Se está refiriendo, por supuesto, a Google Glass, el último dispositivo “ponible” desarrollado por Google, el gigante de Silicon Valley (Mountain View, California) y una idea para una aplicación que podría cambiar nuestra forma de entender la cardiología intervencionista.

“Podemos llegar a imaginarnos a un miembro de los servicios médico de emergencias (SME) llevando las gafas de Google y visualizando el ECG sin usar las manos,” explicó. “Luego, puede transmitir el ECG al hospital y tener a un equipo STEMI preparado incluso antes de que el paciente tenga una vía intravenosa puesta en la mano. De esta forma, potencialmente, podríamos mejorar los tiempos puerta a balón.”

Como miembro de la junta asesora médica de Google, invitaron al Dr. Safirstein a probar Google Glass como parte de su ‘Programa Explorador.’ Dijo a TCTMD en entrevista mantenida por teléfono que suele utilizar las gafas de Google para hacer vídeos formativos desde su cuenta personal y ofrecer consultas a distancia mientras filma a sus dos hijos esquiando.

El dispositivo de Google es una elegante barra metálica que reposa sobre las orejas del usuario como si se tratara de un par de gafas normales o bien puede montarse sobre una montura de gafas graduadas. Básicamente se trata de un ordenador que podemos llevar puesto, una cámara, un monitor y una batería que utiliza la plataforma de Google para navegar por Internet, compartir contenidos y enviar y recibir mensajes. Los primeros usuarios llegaron a pagar 1500 dólares por el dispositivo con activación por voz y tenían que recibir una invitación; la última iteración está disponible para el usuario por el mismo precio.

‘Teleformación’ en el Horizonte

Un estudio reciente publicado en el Journal of the American College of Cardiology en marzo de este mismo año y una subsiguiente sesión en el congreso de la Sociedad para el Estudio de las Angiografías e Intervenciones Cardiovasculares (SCAI) celebrado en mayo de 2014 sobre la utilización de este dispositivo en el laboratorio de cateterismo han abierto el debate sobre su posible uso para optimizar los cuidados del paciente y mejorar la eficacia médica.

El estudio describió, con éxito, un ejemplo de ‘teleformación,’ o vídeo-conferencia, a través de Google Glass, aludiendo a un caso de cierre del foramen oval permeable en el que pudo “demostrarse la prueba de concepto”, según el Dr. Christian Assad, de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Arkansas (Little Rock, Arkansas), que presentó, también, la sesión de SCAI. “Si a alguien se le atraganta una intervención, está teniendo problemas con ella y el experto en la materia está lejos “Google Glass podría ser la solución”, dijo a TCTMD, en entrevista mantenida por teléfono.

Lamentablemente, el Dr. Assad dijo que Google deshabilitó la función de vídeo-conferencia poco después de que se diera por finalizado el caso descrito en el estudio porque “a Google le preocupaba que dicha funcionalidad todavía no estuviera del todo lista.” 

Prohibiendo la Entrada a Miradas Curiosas

De momento, este ejercicio de cautela podría ser lo más sensato, sostuvo el Dr. Juán F. Granada, del Centro de Investigación Skirball de la Fundación para la Investigación Cardiovascular (CRF) (Orangeburg, Nueva York). Dijo a TCTMD, en entrevista telefónica, que ya ha utilizado las gafas de Google para poner a prueba tecnologías experimentales mediante vídeo-conferencia pero que le preocupa la privacidad de los contenidos.

“Hay información sensible e importante que no quieres compartir, sobre todo, si trabajas en el campo de la innovación y el desarrollo,” expresó. “Imaginémonos que la gente utiliza Google Glass para compartir productos, ideas e inventos con sus colegas y que la información, de algún modo, termina en la nube de Google…a mí me parece un problema global.”

Sin “algoritmos muy claros para la protección de datos, la verdad es que creo que el potencial de esta tecnología será limitado,” añadió.

En este sentido, el Dr. Arthur L. Caplan, del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (Nueva York, NY), abordó esta cuestión de la privacidad de los pacientes, advirtiendo que plantea cuestiones éticas como por ejemplo: “¿Le cuentas al paciente lo que estás haciendo?” o “¿tiene el paciente derecho a ver lo que estás haciendo?”

Una forma de abordar la cuestión, dijo a TCTMD en entrevista telefónica, sería “fijar unas directrices sobre quién puede ver qué y con el permiso de quién.” Como Google Glass es capaz de grabar a diferentes personas, sin saberlo estas, con su cámara, añadió, “creo que para hacer todo esto hace falta, también, el consentimiento de dichas personas. Por esta razón, me parece que habría que ampliar el concepto de consentimiento y avisar allá donde vaya a utilizarse Google Glass, advirtiendo que cámaras u otras tecnologías de captación y divulgación de imágenes podrían estar funcionamiento.”

Aunque a muchos pacientes les gusta que sus médicos utilicen la última tecnología disponible en el mercado, continuó el Dr. Caplan, “tanto el público como nuestros propios pacientes han de ir con nosotros, de la mano, y es a nosotros a quien corresponde mantener al día tanto nuestras políticas de consentimiento en materia de privacidad como nuestras notificaciones…para no levantar suspicacias.”

La privacidad del propio médico también plantea problemas, dijo el Dr. Caplan refiriéndose a hasta qué punto “pueden descubrirse o son objeto de demanda “ los contenidos creados o compartidos a través de Google Glass y, en consecuencia, podrían provocar una demanda por mala praxis. “No creo que hoy nadie se esté planteando este tipo de cuestiones,” advirtió.

Sin Perder de Vista la HIPAA

Además de los problemas de privacidad, a nivel general, que plantea, cumplir con la Ley de Portabilidad y Responsabilidad del Seguro Médico (HIPAA), de 1996, cada vez preocupa más a los médicos que utilizan Google Glass en su práctica médica, dijo el Dr. Safirstein

“No se nos permite videograbar ni tomar fotografías de pacientes y cuando utilizamos Google Glass no hay forma de saber si esto está o no ocurriendo,” precisó. “Por eso la HIPAA probablemente sea la mayor limitación a la hora de utilizar Google Glass en el mundo de la salud.”

“Dicho lo cual, creo que si les preguntamos a nuestros pacientes, la mayoría estaría de acuerdo,” comentó el Dr. Safirstein, añadiendo que ha recibido el consentimiento de más de 50 pacientes desde que comenzó a utilizar este dispositivo “y, hasta la fecha, a ninguno le ha parecido una mala idea.”

Otras empresas están probando, en la actualidad, aplicaciones para que Google Glass cumpla con la legislación HIPAA. Una de estas empresas, Pristine, comercializa versiones rebajadas de Google Glass con software propio y patentado: EyeSight diseñado para realizar videoconferencias, y CheckLists, que permite a los médicos customizar listas de tareas específicas. También Droiders ha creado aplicaciones específicas para la profesión médica para Google Glass, como por ejemplo “Glassware,” que puede adaptarse para uso médico. Por último, Augmedix utiliza Google Glass para transferir información a historiales sanitarios médicos electrónicos.

Ampliando el Ámbito de Uso

Tiendo en cuenta la “limitada plataforma” y mala definición de la cámara del actual modelo de Google Glass, el Dr. Granada dijo que le gustaría que Google “separara las funciones de sus gafas atendiendo a aquellas aplicaciones que son más prometedoras…Para aplicaciones profesionales, yo me centraría más en la resolución de la cámara, en la resolución del audio y en simplificar el dispositivo. No quiero Internet y un puñado de funciones que son, solo, útiles para niños pero no sirven para uso profesional.”

El Dr. Assan enlazó Google Glass a su smartphone. “Si no tienes aplicaciones útiles descargadas e instaladas, no sirve de mucho,” dijo, añadiendo que la verdadera utilidad se aprecia cuando “empiezas a descargarte aplicaciones que te sirven para la vida diaria, para entretenerte o para aprender.”

Yendo más allá, continuó, la tecnología evolucionará a medida que la comunidad médica pruebe el dispositivo y determine qué posibles usos pueden servir para abordar las actuales deficiencias y “utilizarse, el día de mañana, para la elaboración de planes curriculares.” Además, el desarrollo dependerá de lo rápido que la legislación y las normativas puedan modificarse para poder incorporar nuevas tecnologías a la práctica diaria. “Cuando esto ocurra,” dijo, “el siguiente paso importante que habrá que dar será incorporar tecnologías que puedan llevarse puestas como ésta…con historiales sanitarios médicos electrónicos.”

La tecnología de reconocimiento facial ha ido avanzando con paso firme, dijo el Dr. Assad, y hay margen de uso con Google Glass. El Dr. Assad imaginó “un escenario en el que entras en la clínica…y Google Glass te devuelva información sobre el paciente con el que estás hablando. En este escenario podemos ver qué hicimos la última vez y tener, rápidamente, esta información delante de nosotros, saber por qué el paciente acude a nosotros y si lleva alguna tecnología ponible capaz de monitorizar la frecuencia cardíaca, telemetría, ECG y cualquier otro signo vital del paciente.”

El dispositivo también permite aumentar tanto los recursos como la teleformación de médicos de países del Tercer Mundo con falta de especialistas, advirtió el Dr. Safirstein, añadiendo que los cardiólogos intervencionistas podrían, también, beneficiarse de aplicaciones específicas que permitirían mostrar tanto los resultados FFR nuevos y viejos como los resultados IVUS en el propio campo de visión del operador sin tener que abrir otra pantalla.

Anticipándonos a Interacciones Embarazosas

Ahora, por el momento, muchas de estas predicciones son solo eso, y Google Glass tendrá que superar varios problemas prácticos antes de ser una referencia en este campo. En primer lugar, dijo el Dr. Granada, el dispositivo precisa de una sólida red de conexión Wi-Fi para poder funcionar bien y el confinamiento de un laboratorio de cateterismo recubierto de plomo limita su conectividad. Además, la proximidad de la pantalla de las gafas de Google al ojo del usuario puede provocar mareos, dijo, “y se tardan unas cuantas horas y hace falta llevar puestas las gafas antes de habituarse a ellas.”

El Dr. Caplan también apuntó a un viejo problema, el de la suficiente interacción cara a cara médico-paciente. “Este es un problema que tenemos…desde mucho antes de la llegada de Google Glass,” dijo. “Los pacientes suelen quejarse de que el médico está metido en la pantalla de su ordenador.” Una solución, sugiere, podría ser fijar una cierta cantidad de interacción médico-paciente al principio de cada consulta antes de que el médico utilice cualquier tipo de tecnología o dispositivo tecnológico ponible.

“Dicho todo esto,” concluyó, “la generación de pacientes más jóvenes no se preocupará tanto por todo esto…Habrá un cambio cultural. Es algo que las siguientes generaciones no verán ofensivo.”



 Declaraciones:
  • Los Dres. Assad, Caplan, Granada y Safirstein no declararon conflicto de interés alguno.


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