One-Fifth of the World Will be Obese by 2025, Analysis Predicts


En estos momentos existen más personas obesas en el mundo que personas con bajo peso, según estimados que se basan en análisis conjuntos de estudios de la población, y si las tendencias actuales continúan, “la probabilidad de alcanzar la meta global de la obesidad [será] virtualmente cero”, dijeron los investigadores.

 

Implicaciones 

La disparidad entre la epidemia de la obesidad en países con elevados ingresos y la desnutrición en los de bajos ingresos es cada vez mayor,  afirma el editorialista.

Con el alto índice de masa corporal (IMC), un factor de riesgo de múltiples episodios cardiovasculares adversos, la presencia cada vez mayor de la obesidad preocupa a los profesionales de la asistencia sanitaria, especialmente a aquellos que se enfocan en la prevención. La epidemia de la obesidad ha estado en las mentes de muchos en la comunidad médica durante años, pero un análisis conjunto conducido por Colaboración sobre el Factor de Riesgo de Enfermedad No Comunicable (NCD) de 1.698 estudios basados en la población y que inscribieron a 19,2 millones de participantes refleja en blanco y negro cuán preocupante es y seguirá siendo el problema.

Investigadores encabezados por la Dra. Mariachiara Di Cesare de la Universidad Imperial de Londres, Inglaterra), analizaron las tendencias del IMC en adultos que viven en 186 países entre 1975 y 2014. Usando modelos globales para calcular los aumentos durante cierto período, estiman que el número de personas obesas (IMC 30 kg/m2) aumentó de 105 a 641 millones durante el período estudiado. Si lo descomponemos por sexo, la proporción de hombres obesos se triplicó (3,2% a 10,8%) y la proporción de mujeres obesas aumentó en más del doble (6,4% a 14,9%) desde 1975. Entretanto, estimaron que la proporción de personas con bajo peso disminuyó casi tres veces en los hombres (13,8% a 8,8%) y en las mujeres (14,6% a 9,7%).

En un análisis corregido por edad, el IMC aumentó de 21,7 kg/m² a 24,2 kg/m² en los hombres y de 22,1 kg/m² a 24,4 kg/m² en las mujeres;  estos cambios significan que la población mundial aumentó 1,5 kg durante cada una de las últimas cuatro décadas. Si esta tendencia continúa, los investigadores pronostican que el 18% de los hombres y el 21% de las mujeres serán obesos antes de 2025, y más del 6% de los hombres y del 9% de las mujeres serán extremadamente obesos (IMC 35 kg/m²).

El peso corporal extremadamente bajo sigue siendo un problema —especialmente en lugares como el Sur de Asia donde se estima que alrededor de un cuarto de la población tiene bajo peso —pero la preocupación de los funcionarios de la salud pública ha cambiado ciertamente hacia la obesidad, dijo el autor principal, Dr. Majid Ezzati, de la Universidad Imperial de Londres, Inglaterra , en una conferencia de prensa. “Durante los últimos 40 años, hemos pasado de un mundo en el que la prevalencia del bajo peso era más de dos veces la de la obesidad, a un mundo en el que hay más personas obesas que con bajo peso”, comentó el Dr. Ezzati.  “Si continúan las tendencias actuales, el mundo no solo no alcanzará antes de 2025 la meta de la obesidad de mantener el aumento del predominio de la obesidad al nivel que tenía en 2010, sino que antes de 2025 habrá más mujeres extremadamente obesas que mujeres con bajo peso”.

Para impedir que la epidemia de la obesidad se siga propagando en las próximas décadas, el Dr. Ezzati recomienda decretar rápidamente “nuevas políticas que puedan retrasar y detener el aumento del peso corporal a nivel mundial. . . incluidas políticas alimenticias inteligentes y la mejora de la formación en la asistencia sanitaria”.

En un comentario acompañante, el Dr. George Davey Smith, de la Facultad de Medicina Social y Comunitaria de Bristol, Inglaterra, dijo que aunque los lectores del estudio “saben que la población mundial es cada vez más obesa. . . [el nivel de detalle en los hallazgos] sigue siendo llamativo”.

La prevención, continuó diciendo el Dr. Smith, “resulta difícil —en parte por razones fisiológicas”. Varios estudios han terminado con resultados contradictorios en cuanto a cómo la actividad física influye realmente en el IMC y las intervenciones que parecen razonables “han influido poco en el flujo o el contenido de los muchos ‘llamados a la acción’ sobre la obesidad global”.

El Dr. Smith describe “un mundo más gordo, más sano pero más desigual”, destacando la disparidad entre la epidemia de la obesidad en países con elevados ingresos y la desnutrición en los países con bajos ingresos. “Un enfoque que se centra en la obesidad a expensas de reconocer la carga substancial de desnutrición que aún existe amenaza con desviar los recursos de los problemas que afectan a los pobres hacia aquellos que afectan a los más pesados en los países con bajos ingresos”, escribió el Dr. Smith.

Entre otros aspectos que destaca el estudio se incluyen:

  • El IMC promedio se mantuvo similar durante el período estudiado (< 0,2 kg/m² por década) en las mujeres de Singapur, Japón, República Checa, Bélgica, Francia, y Suiza.
  • Las naciones isleñas de Polinesia y Micronesia tienen el IMC promedio más alto del mundo, mientras Timor-Leste, Etiopía, y Eritrea tienen el más bajo.   
  • Más de una quinta parte de los hombres de la India, Bangladesh, Timor-Leste, Afganistán, Eritrea, y Etiopía, y un cuarto o más de las mujeres de Bangladesh y la India tienen bajo peso.
  • A nivel mundial, más de uno de cada cuatro hombres extremadamente obesos y casi una de cada cinco mujeres extremadamente obesas vive en los Estados Unidos.
  • En 2014, casi una quinta parte de los adultos obesos del mundo (118 millones) vivía en solo seis países de habla inglesa con elevados ingresos—Australia, Canadá, Irlanda, Nueva Zelandia, Reino Unido, y los Estados Unidos.


Fuentes:

  • Di Cesare M, Bentham J, Stevens GA, et al. Trends in adult body-mass index in 200 countries from 1975 to 2014: a pooled analysis of 1698 population-based measurement studies with 19·2 million participants. Lancet. 2016; 387:1377-96.
  • Smith GD. A fatter, healthier but more unequal world. Lancet. 2016; 387:1349-1350.

Declaraciones:

  • Los doctores Di Cesare y Smith no declararon conflicto de interés alguno.

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