¿Qué Hacen los Hospitales Con los Informes sobre la Conveniencia de Realizar o No PCI? Algunos Piensan que No Mucho


Los datos hechos públicos la semana pasada del Registro CathPCI del NCDR indican que el volumen de PCI (intervenciones coronarias percutáneas) clasificadas como “inadecuadas” se ha reducido a la mitad desde que se crearon los criterios de uso apropiado, pero que algunos hospitales cumplen este objetivo mejor que otros. Una parte importante de la iniciativa de los criterios de uso apropiado ha sido ofrecer a los hospitales feedback sobre su comportamiento en esta cuestión comparándolo con el de otros centros. La pregunta es, ¿qué hacen, luego, los hospitales con estos datos?

Según el Dr. Nihar Desai, del Hospital Yale-New Haven (New Haven, CT), autor principal del estudio presentado la semana pasada, la respuesta a esta pregunta es sorprendente.

Escribiendo en una carta de investigación que siguió a la publicación de su análisis primario sobre criterios de uso apropiado, Desai et al aseguran que 1 de cada 4 hospitales dicen que no realizan revisión alguna de los datos de los criterios de uso apropiado, si bien casi la misa proporción de hospitales dijo realizar revisiones entre diarias y mensuales de estos informes.

Sorprende, no obstante, la regularidad de la revisión de los criterios de uso apropiado no se asoció al número de PCI clasificadas como “rara vez adecuadas” ni con el uso de la farmacoterapia recomendada por las directrices ni tampoco con los resultados clínicos.

 

El Mensaje 

Los autores aseguran que tenemos una necesidad urgente de identificar otras estrategias eficaces que ayuden a los centros a mejorar la conveniencia y pertinencia de las PCI.

El análisis principal de Desai et al, presentado durante las Sesiones Científicas de la Asociación Americana del Corazón 2015 estudió 2.7 millones de PCI realizadas entre 2010 y 2014 en 766 hospitales. Para ver cómo se estaba utilizando la información procedente de los criterios de uso apropiado, los investigadores encuestaron a un subgrupo de 500 hospitales, preguntándoles sobre sus prácticas institucionales de revisión de criterios de uso apropiado entre 2010 y 2012. Finalmente, 386 hospitales y, aproximadamente, 130.000 PCI no agudas fueron incluidos en sus cálculos.

En total, el 27% de los hospitales dijeron hacer revisiones regulares (diarias o mensuales) de los datos procedentes de los criterios de uso apropiado que les eran facilitados, el 26% de los hospitales dijeron no hacer revisión alguna y el 12% no confirmaron frecuencia alguna en sus revisiones. El patrón de una revisión, o la falta de éste, no se asoció a los volúmenes de PCI realizadas, al estado de propiedad del hospital, a si un hospital era universitario o no ni a la proporción de PCI consideradas, rara vez, convenientes o pertinentes.

Cabe destacar que tanto el índice de mortalidad intrahospitalaria como el de hemorragias perioperatorias fueron, por lo general, bajos y no variaron según el nivel de revisión de los criterios de uso apropiado.

Comentando los hallazgos a TCTMD por email, Desai reconoció que le “sorprendió un poco” el hecho de que las revisiones institucionales de la conveniencia, o no, de realizar PCI no se asociara a la conveniencia/pertinencia de la intervención ni al uso de los tratamientos recomendados por las directrices ya que las revisiones institucionales tienen una “validez aparente que, supuestamente, debería de ser tenida en cuenta.”

Dicho esto, añadió “es importante recordar lo que hemos aprendido de otras importantes iniciativas de mejora de la calidad, que la presencia de revisiones es necesaria pero que no es suficiente, ya que ha de sumarse a otras estructuras y procesos capacitadores en los propios hospitales para que el impacto sobre la conveniencia/pertinencia de la PCI sea significativo.”

Desai también subrayó que, en su opinión, tanto la conveniencia de la intervención como los resultados clínicos representan “dimensiones importantes pero diferentes de la calidad. Teniendo en cuenta que la mayoría de las PCI consideradas inapropiadas se dan entre las PCI no agudas de bajo riesgo, no sorprende que no haya una relación directa entre estas dos.”

Puso el ejemplo de un hospital que realiza PCI no agudas sobre pacientes de bajo riesgo con cuadros de isquemia leve según la prueba de esfuerzo, de angina mínima y a tratamiento con fármacos antianginosos. Este hospital “tendría un índice muy bajo tanto de mortalidad intrahospitalaria como hemorragias pero un índice alto de PCI inadecuadas,” concluyó Desai. “No minimiza la importancia de la conveniencia/pertinencia, que pretende mejorar la selección de pacientes, y aborda todo aquello que preocupa en torno a su sobre-utilización. De hecho, esto pone de manifiesto la necesidad tanto de medir como de informar sobre ambas métricas.”



Fuente:
Desai NR, Parzynski CS, Krumholz HM, et al. Patterns of institutional review of percutaneous coronary intervention appropriateness and the effect on quality of care and clinical outcomes. JAMA Int Med.2015;Epub ahead of print.

Declaraciones:

  • El Registro CathPCI del NCDR es financiado/avalado por la Fundación del Colegio Americano de Cardiología y la Sociedad para el Estudio de las Angiografías e Intervenciones Cardiovasculares
  • Desai dijo tener un acuerdo de investigación con Johnson & Johnson through Yale University y haber recibido financiación de los Centros para los Servicios de Medicare & Medicaid.

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Shelley Wood is the Editor-in-Chief of TCTMD and the Editorial Director at CRF. She did her undergraduate degree at McGill…

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