Resultados Similares, a Largo Plazo, en Octogenarios, tanto en PCI como en CABG

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En ancianos > 80 años, los resultados que arrojan las intervenciones coronarias percutáneas (PCI) y las cirugías de bypass aortocoronario con injerto (CABG), a los 5 años, son muy similares, incluso después de ajustar por importantes diferencias clínicas basales, según hallazgos publicados en Internet el pasado 4 de julio de 2012, previo a su edición impresa en el American Journal of Cardiology.

Para el estudio observacional, el Dr. Jarmo Gunn, del Hospital Universitario Turku (Finlandia), y sus colegas, compararon los resultados de octogenarios sometidos a PCI (n = 393) o CABG (n = 274) en 2 centros finlandeses, entre 2001 y 2011.

Las cohortes se diferenciaron entre sí en los siguientes aspectos: los pacientes sometidos a PCI eran más ancianos y tenían antecedentes de cirugías cardíacas, revascularizaciones de emergencia o habían sufrido, recientemente, un IM, comparados con aquellos pacientes sometidos a CABG. Por otro lado, los pacientes sometidos a CABG tenían una mayor prevalencia de enfermedad de 3 vasos.

A la Larga, No se Observan Desventajas con la PCI

A los 30 días, las tasas de mortalidad fueron parecidas tanto para las PCI como para las CABG (7.4% y 8.8%; P = 0.514), aunque tras el ajuste multivariado, las CABG se asociaron a un mayor riesgo a corto plazo (cociente de probabilidades- CP 2.246; IC del 95% 1.141-4.422; P = 0.019).

Las cálculos estimativos no ajustados Kaplan-Meier de la supervivencia, a los 5 años, fueron favorables a la CABG sobre la PCI (72.2% frente al 59.5%; P = 0.004), mientras la ausencia de episodios cardíacos fatales fue parecida para ambas estrategias (P = 0.187). No obstante, la diferencia en la mortalidad se esfumó tras ajustar por puntuación de la propensión (P = 0.698).

 

El análisis aislado de 130 parejas de pacientes emparejados por propensión de las características basales confirmó la equivalencia de índices de supervivencia a los 5 años entre la CABG y la PCI (del 66.4% y el 58.9%, respectivamente; P = 0.730).

En análisis de regresión logística reveló que la edad, los antecedentes de cirugía cardíaca, el número de vasos enfermos, los antecedentes de IM así como los procedimientos de emergencia fueron, todos, factores predictivos independientes de asignación a PCI o CABG.

Una Prueba en el ‘Mundo Real’

“Se trata de resultados reales del mundo real extraídos de centros hospitalarios,” escribió el Dr. Gunn en una comunicación por e-mail mantenida con TCTMD. “Lo que les hace representativos es que estos hospitales tratan a todos aquellos pacientes que necesitan revascularización en sus respectivas áreas de captación. De ahí que no haya sesgo de reclutamiento y por eso todos los octogenarios tratados invasivamente dentro del período de estudio están incluidos. Naturalmente, es importante recordar que este estudio no incluye a aquellos pacientes considerados no aptos para someterse al tratamiento invasivo.”

“Los octogenarios tienen una supervivencia excelente tras la revascularización,” observó el Dr. Gunn. También añadió que se necesita a un equipo cardíaco para poder seleccionar el mejor tratamiento para cada paciente: PCI, CABG o tratamiento conservador. “Lo cual, a su vez, posibilita una precisa evaluación no sólo de comorbididades evidentes como diabetes y enfermedad pulmonar sino como fragilidad, demencia y otros factores de riesgo menos ‘tradicionales’ que un experimentando intervencionista es capaz de identificar inmediatamente después del debut o presentación,” dijo.

En entrevista telefónica mantenida con TCTMD, el Dr. Jeffrey W. Moses, del Centro Médico de la Universidad de Columbia/Centro Médico Weill Cornell (Nueva York, NY), dijo que los hallazgos revelan que “la PCI no es una desventaja, de hecho, en cierto modo, podría ser una ventaja para pacientes ancianos. Obviamente existe una marcada tendencia a recomendar una estrategia menos invasiva en este grupo de edad, y esto refuerza a aquello. Lo cierto es que no les estamos haciendo ningún favor dejándonos guiar por nuestros propios instintos.”

Manzanas por Naranjas

No obstante, el Dr. Moses también habló de las limitaciones del presente estudio. “El verdadero problema que tienen análisis de este tipo es que hay muchos posibles factores de confusión, sobre todo en ancianos,” dijo. “Con el emparejamiento por puntuación de la propensión, no incluyen elegibilidad para cirugía ni indican lo frágiles que eran. Obviamente, los pacientes que son más frágiles son los que terminan sometiéndose a PCI. Aún con la propensión, no sabemos si estamos comparando manzanas con manzanas. ¿Cuántos de estos pacientes PCI se consideraron inoperables? Pues sólo tenemos indicios de esto ya que los pacientes sometidos a PCI están más enfermos y tienen más comorbididades pero es algo que tenemos que conocer a ciencia cierta porque, al final, tenemos que comparar a los pacientes quirúrgicos con aquellos que son aptos desde el punto de vista quirúrgico. De lo contrario, las comparativas se tornan irrelevantes.”

En similares términos, el Dr. Harlan M. Krumholz, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale (New Haven, CT) dijo, en comunicación mantenida por e-mail con TCTMD, que no puede considerase que el presente estudio “sea un estudio de efectividad comparativa bien diseñado.” En cualquier caso, añadió, “nos ofrece una indicación de cuáles son los resultados a largo plazo de pacientes muy ancianos sometidos a estos respectivos procedimientos .”

Fuente:

Gunn J, Kuttila K, Vasques F, et al. Comparison of results of coronary artery bypass grafting versus percutaneous coronary intervention in octogenarians. Am J Cardiol. 2012;Epub ahead of print.

 

Declaraciones:

  • El Dr. Gunn dijo haber recibido financiación de Edwards Lifesciences, Leiras Finland y St. Jude Medical.
  • El Dr. Moses dijo ser asesor de Cordis y Boston Scientific.
  • El Dr. Krumholz no declaró conflicto de interés económico alguno.

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