Se elabora un Plan de Acción para Optimizar la Seguridad de la Radiación de las Imágenes Cardiovasculares

Para fomentar la seguridad de los pacientes que se someten a imágenes cardiovasculares basadas en radiaciones, sin comprometer la calidad diagnóstica, los inversores más importantes en este campo han elaborado un informe que subraya actuales atajos y ofrece estrategias para futuras mejoras.

El comunicado, hecho público en Internet el pasado 22 de marzo de 2012, previo a su edición impresa en el Journal of the American College of Cardiology, es fruto del consenso de una conferencia copatrocinada por el Instituto de Investigación Clínica de la Universidad de Duke, la Fundación del Colegio Americano de Cardiología y la Asociación Americana del Corazón celebrada en febrero de 2011. Una conferencia que se prolongó por espacio de un día y reunió a representantes de sociedades de imágenes cardiovasculares, inversores privadores, agencias gubernamentales y no gubernamentales, representantes de la industria, médicos y defensores del paciente.

“Esta iniciativa es un paso importante en la dirección adecuada para definir mejor problemas y necesidades que orbitan alrededor de la seguridad de la radiación que recibe el paciente sometido a imágenes cardiovasculares y para elaborar un plan de acción que guíe futuras iniciativas,” aseguró en un comunicado la presidenta del comité de redacción, Dra. Pamela S. Douglas, del Instituto de Investigación Clínica de la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte).

Los autores subrayan que equilibrar el cociente riesgos-beneficios de la radiación es una tarea muy complicada. Por ejemplo, “en aquellos procedimientos que estén justificados, la exposición debería de optimizarse para que el paciente recibiese la mínima dosis posible de radiación que, sin embargo, permita mantener una calidad de imagen que ofrezca, a su vez, la mayor precisión posible,” advierten. Este cálculo depende del marco clínico; en los pacientes de edad más avanzada y en aquellos que padecen alguna enfermedad cardiovascular amenazante para la vida, por ejemplo, los beneficios de un diagnóstico preciso y de un tratamiento óptimo gracias a este tipo de imágenes podría superar los teóricos riesgos mínimos de la exposición a la radiación que conllevan estas técnicas de obtención de imágenes.

Como las pruebas que se basan en la radiación deben realizarse en los pacientes adecuados, por las razones adecuadas y en el momento adecuado (otras alternativas a la radiación deben considerarse cuando sea el caso), la cuestión de protegerse contra la radiación es pertinente para todo aquel clínico que tome una decisión que conlleve el uso de estas técnicas de imágenes, aseguran los autores.

Exposición frente a Dosis Biológica

La clave para intentar entender la seguridad en material de radiación, aseguran, es distinguir entre exposición y dosis. En términos generales, decimos que la exposición es la cantidad de radiación que libera el dispositivo de captura de imágenes. En cambio, la cantidad de energía absorbida por unidad de tejido, lo que se conoce como dosis absorbida, depende del órgano y del tejido corporal en cuestión. Aunque ese último indicador es mucho más importante para el riesgo de radiación, señalan los autores, se ve afectado drásticamente por varios factores técnicos y del propio paciente y sólo puede calcularse para una prueba determinada.

Además, las métricas de dosimetría de radiación difieren según la técnica de imágenes empleada, lo que hace que sea complicado realizar comparativas entre distintas exposiciones entre una y otra prueba. Aunque la idea de dosis efectiva, un cálculo genérico del riesgo con un amplio margen de error, se usa para comparar distintos protocolos de escaneo de imágenes o técnicas de imágenes, no es representativa del riesgo biológico de un determinado paciente.

A pesar de los intentos de estandarización, “calcular tanto la exposición como los riesgos inherentes a la radiación es algo controvertido y todavía no hay un consenso universal sobre cuál es la mejor forma de hacerlo,” aseguran los autores

Actuando sobre las Áreas Más Importantes

El informe identifica 4 importantes áreas sobre las que prestar especial atención a fin de mejorarlas y aboga por la colaboración de todos y cada uno de los inversores implicados:

  • Cuantificar el riesgo estocástico estimado de la radiación en dosis bajas asociada a imágenes cardiovasculares contemporáneas y a procedimientos terapéuticos
  • Medir e informar sobre la dosis de radiación
  • Elaborar estrategias que minimicen la dosis de radiación, desde episodios aislados del tratamiento hasta cambios sistémicos
  • Formar e informar a médicos, pacientes, público en general y medios de comunicación

 

Extraña Reunión de Inversores

En entrevista telefónica concedida a TCTMD, el Dr. Stephen Balter, del Centro Médico de la Universidad de Columbia (Nueva York, NY), que asistió a la conferencia, dijo que este tipo de colaboración entre inversores es “bastante inusual.” Además, casi todos los participantes contribuyeron a la redacción del informe final, dijo.

El Dr. Michael Poon, del Centro Médico de la Universidad Stony Brook (Stony Brook, NY), estuvo totalmente de acuerdo y dijo a TCTMD, también a través de entrevista telefónica, que esta conferencia fue un “buen primer paso” para intentar identificar los problemas y sugerir formas de reducir la exposición a la radiación. También dijo que el informe subraya la riqueza de desconocidos, incluido el hecho de que “todas las formas convencionales que existen para medir las dosis de radiación tienen algún problema inherente.”

Una característica distintiva del comunicado de consenso, según el Dr. Balter, es que ofrece “la primera guía clara” para médicos que solicitan estudios de imágenes. Estos médicos necesitan “una base de conocimientos muy precisa” para poder tomar las decisiones más acertadas y quizá la formación debiera de ser obligatoria, dijo. “Hasta ahora, la mayor parte de la literatura médica se ha centrado en los proveedores de imágenes así que trasladar la atención tanto a la formación como a los propios médicos que solicitan este tipo de pruebas es algo relativamente nuevo.”

Saber cuál es la exposición a la radiación de este o aquel paciente “básicamente no tiene sentido,” en parte porque el riesgo global es demasiado bajo, dijo el Dr. Balter, coincidiendo así, plenamente, con lo dicho en el informe. El Dr. Poon dio otra razón: que cada centro informa de las exposiciones a la radiación de manera distinta.

Dando una nota de esperanza, el Dr. Balter avanzó que tanto la tecnología emergente como el compromiso de la industria terminarán por garantizar que los equipos de captación de imágenes informen, de forma automática y estandarizada, de las dosis de radiación a las que se expone a los pacientes.

Otra estrategia útil es participar en registros que ofrezcan puntos de referencia de calidad, dijo el Dr. Balter. “Me gustaría saber si mi hospital utiliza más o menos radiación para ofrecer el mismo espectro de servicios que la media nacional,” dijo. “Y si yo uso más radiación, el siguiente paso es saber por qué.”

Las agencias reguladores y los inversores también juegan un papel importantísimo a la hora de identificar y recompensar las buenas prácticas de captación de imágenes, concluyó el Dr. Poon.

¿Quién Guiará al Público?

Informar al público sobre el riesgo de exposición a la radiación es, también, una responsabilidad importante, dijo el Dr. Poon, que advirtió que “en los medios de comunicación hay mucha desinformación al respecto.”

Según el Dr. Balter, poner a disposición del público un repositorio de información fiable es “esencial,”  y aunque, distintas organizaciones de especialidades deberían de facilitar dicha información, el asunto es muy controvertido. Al final, el gobierno podría ser la única fuente de información no sesgada dijo.

“Yo diría que este será un informe crucial en el establecimiento de las políticas que afecta a la exposición a la radiación,” concluyó el Dr. Balter. “Sólo espero que inspire a todas aquellas agencias de financiación para que nos den su confianza y así podamos alcanzar los objetivos descritos en este informe.”

 


Fuente:
Douglas PS, Carr JJ, Cerqueira MD, et al. Developing an action plan for patient radiation safety in adult cardiovascular medicine: Proceedings from the Duke University Clinical Research Institute/American College of Cardiology Foundation/American Heart Association think tank held on February 28, 2011. J Am Coll Cardiol. 2012;Epub ahead of print.

 

Declaraciones:

  • GE Healthcare y Lantheus Medical Imaging dieron subvenciones educativas ilimitadas para el congreso; por su parte, Phillips Healthcare y St. Jude Medical ofrecieron apoyo adicional
  • La Dra. Douglas dijo ser asesora, tener participaciones accionariales y haber recibido fondos de investigación de varias compañías, fundaciones y organizaciones.
  • El Dr. Balter no declaró conflicto de interés económico alguno.
  • El Dr. Poon dijo haber recibido subvenciones para investigación y haber sido asesor del panel de conferenciantes de Toshiba.

 

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