Se Observa un Aumento Drástico, a Nivel Nacional, en la Exposición a la Radiación

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Durante los últimos 15 años, el aumento en el uso de pruebas diagnósticas mediante imágenes en el ámbito de pago ha caminado en paralelo a una tendencia similar observada en grandes sistemas de atención sanitaria integrados. Según un estudio publicado el 13 de junio de 2012 en el Journal of the American Medical Association, el uso de la tomografía computerizada (TC) se ha triplicado y el de las imágenes por resonancia magnética (IRM) casi se ha cuadruplicado. Paralelamente, el porcentaje de pacientes con niveles anuales muy altos de exposición a la radiación emitida por estas imágenes parece haber aumentado.

Investigadores dirigidos por la Dra. Rebecca Smith-Bindman, de la Universidad de California, San Francisco (San Francisco, CA), analizaron las tendencias en el uso de imágenes así como la exposición a la radiación en 6 grandes sistemas integrados de atención sanitaria de distintas partes de EE.UU. Entre 1 y 2 millones de miembros-pacientes fueron incluidos cada año, concretamente entre 1996 y 2010, arrojando datos de 30.9 millones de exámenes de imágenes durante los 15 años de duración del período de estudio.

De las 1.18 pruebas de imágenes realizadas, de media, por persona por año, el 35% de los exámenes de imágenes diagnósticas avanzadas eran TC, IRM, medicina nuclear o ecografías.

Aumentos Estables en la Mayoría de Índices de Imágenes

Por lo general, aumentó el uso de imágenes diagnósticas avanzadas, incluidas IRM, TC y ecografías pero el uso de medicina nuclear descendió. Los índices de tomografía de emisión de positrones (PET) empezaron a aumentar durante los últimos años del estudio (gráfico 1).

Gráfico 1. Tendencias de Imágenes: 1996-2010

Modalidades

Cambio por cada 1.000 Inscritos

Cambio Anual

TC

52 to 149

7.8%

IRM

17 to 65

10%

Ecografía

134 to 230

4%

Medicina Nuclear

32 to 31

-3%

PETa

0.24 to 3.6

57%

a De 2004 a 2010.

Entre los inscritos en Planes para la Organización y Mantenimiento de la Salud (HMO) > 65 años, los índices de imágenes con TC e IRM aumentaron, de media, entre 10.2% y el 14.5% anualmente entre 1998 y 2005, si bien el crecimiento anual fue más lento, entre el 4.2% y el 6.5%, respectivamente, entre 2005 y 2008. Aunque estas tendencias fueron, a nivel general, parecidas a las observadas en los beneficiarios asegurados de pago de Medicare, los aumentos para los miembros HMO parecieron ser algo más bajos. 

A la inversa, los índices de uso para la radiografía y la angiografía/fluoroscopia fueron relativamente estables con el paso del tiempo: las radiografías aumentaron un 1.2% al año y la angiografía/fluoroscopia descendió un 1.3% al año. 

A medida que estas pruebas diagnósticas mediante imágenes aumentaban, iba aumentando, también, la exposición a dosis de radiación per capita para la TC, concretamente, de 1.2 mSv en 1996 a 2.3 mSv en 2010. Además, el porcentaje de inscritos en HMO que recibieron dosis altas (> 20-50 mSV) o muy altas (> 50 mSv) de radiación durante un año determinado prácticamente se duplicó durante el período del estudio. En 2010, el 1.4% de los participantes recibió una dosis muy alta, un incremento de 7 veces más sobre el 0.2% de los pacientes Medicare descritos en un estudio de 2009 (Fazel R. N Engl J Med. 2009;361:849-857).

Entre tanto, la angiografía/fluroscopia, la medicina nuclear y las radiografías revelaron un descenso persistente en la exposición.

La Exposición ‘No es algo Trivial’ pero Sí Difícil de Cuantificar

 

En un editorial que acompaña al estudio, el Dr. George T. O’Connor, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston (Boston, MA) y el Dr. Hiroto Hatabu, del Hospital Brigham de Mujeres de Boston (Boston, MA), aseguran que si bien el número de pacientes, en EE.UU., que reciben una exposición anual alta o muy alta a la radiación ionizante “no es trivial”, “estos datos no se asocian a ningún resultado clínico ni revelan si los riesgos inherentes a la radiación de estos estudios de imágenes se ven compensados por los beneficios sobre la salud que ofrece toda esta información diagnóstica.”

Además, aseguran que los datos tampoco reflejan  cuántas pruebas se realizan por estilos de práctica defensivos por miedo a incurrir en mala praxis.

“Los datos, sin embargo, sugieren que los médicos deben considerar y debatir con sus pacientes, los riesgos inherentes a la radiación cuando solicitan pruebas diagnósticas, posiblemente teniendo en cuenta la exposición acumulada a la radiación que un paciente ha recibido durante los últimos meses o años,” aseguran.

En entrevista telefónica concedida a TCTMD, El Dr. Reza Fazel, de la Universidad Emory (Atlanta, GA), autor principal del estudio del NEJM, de 2009, coincidió en señalar que los análisis retrospectivos de los historiales médicos dificultan que se pueda determinar la adecuidad de cualquier estudio de imágenes así como el valor añadido que éste podría tener para la atención del propio paciente.

Hay que Trabajar Más para Minimizar la Exposición y Optimizar el Manejo

“Estos estudios sobre pruebas mediante imágenes son cada vez mejores y más útiles desde el punto de vista diagnóstico y del tratamiento, aunque tenemos que pensar qué uso hacemos de ellos para asegurarnos de que estamos optimizando dicho uso,” dijo.

El Dr. Fazek dijo que los métodos utilizados para calcular la exposición a la radiación, en el presente estudio, son “científicamente más precisos” que los utilizados en su estudio de 2009 lo cual, dijo, podría, en parte, explicar la subida de 7 veces en el porcentaje de pacientes que recibieron dosis anuales > 50 mSv.

Según el Dr. Fazel, hay 3 estrategias generales que garantizan que los procedimientos que conllevan radiación ionizante se están usando sabiamente:

  • Formar a los médicos que solicitarán y, en última instancia, realizarán las pruebas sobre los beneficios y posibles riesgos del estudio, incluido el grado de exposición a la radiación.
  • Desarrollar mecanismos para garantizar que los estudios se utilicen sólo cuando estén clínicamente justificados y siempre y cuando ofrezcan información que no pueda obtenerse de otro modo.
  • Hacer todo lo posible por aplicar el nivel más bajo de radiación posible que, aún así, permita obtener un estudio preciso que pueda interpretarse con todas las garantías.

Además dijo que se están haciendo importantes esfuerzos por hacerles seguimiento a las exposiciones a la radiación, principalmente, a través de registros nacionales tales como el Registro del Índice de Dosis del Colegio Americano de Radiología, que ofrece a médicos e instituciones feedback sobre cómo lo están haciendo comparado con otros puntos de referencia a nivel nacional.

“En mi opinión, durante los próximos años, veremos más registros nacionales de este tipo y cada vez será más importante participar en ellos,” concluyó el Dr. Fazel.



Fuentes:
1. Smith-Bindman R, Miglioretti DL, Johnson E, et al. Use of diagnostic imaging studies and associated radiation exposure for patients enrolled in large integrated health care systems, 1996-2010. JAMA. 2012;307:2400-2409.

2. O’Connor GT, Hatabu H. Lung cancer screening, radiation, risks, benefits, and uncertainty. JAMA. 2012;307:2434-2435.

 

Declaraciones:

  • Este estudio está cofinanciado por la Red de Investigación Oncológica a través de los Sistemas de Atención Sanitaria del Instituto Oncológico Nacional de EE.UU. así como por subvenciones de los institutos estatales sanitarios de EE.UU.
  • Los Dres. Smith-Bindman, O’Connor y Fazel no declararon conflicto de interés económico alguno.
  • El Dr. Hatabu dijo haber recibido una subvención para su investigación de AZE, Canon y Toshiba Medical.

 

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