Un Fármaco Antianginoso podría Reducir los IM Perioperatorios en las PCI Voluntarias

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En aquellos pacientes que se someten, voluntariamente, a una intervención coronaria percutánea (PCI), instaurar un pretratamiento con un agente antianginoso como la ranolazina podría reducir el riesgo de infarto de miocardio (IM) perioperatorio, según se desprende de un pequeño estudio aleatorizado publicado en Internet el pasado 23 de mayo de 2012, previo a su edición impresa en el American Heart Journal.

La ranolazina (Ranexa; Gilead Sciences, Foster City, CA) fue aprobada, en 2006, por la Administración para el Control de Alimentos y Fármacos de EE.UU. (FDA), para el tratamiento de la angina crónica. Durante la isquemia, este fármaco reduce el acúmulo de sodio y calcio intracelular, limitando así, posiblemente, cualquier daño miocárdico.

El Dr. Francesco Pelliccia, de la Universidad Sapienza de Roma (Italia) y sus colaboradores aleatorizaron a pacientes programados para someterse a una PCI en 2 centros a recibir ranolazina (1,000 mg 2 veces/día; n = 35) o placebo (n = 35) 7  días antes de la citada intervención. Los niveles de CK-MB y troponina I se calcularon antes del pretratamiento y 8 y 24 hrs. después de la PCI.

La ocurrencia de IM perioperatorios, definidos como un aumento post-operatorio de CK-MK, como mínimo, 3 veces por encima del límite superior de la normalidad (LSN) fue un 75% menos propensa con la ranolazina  (cociente de probabilidades-CP 0.25; IC del 95% 0.05-0.95). El grupo que recibió placebo arrojó índices más altos de lesión miocárdica perioperatoria, definida como cualquier aumento del biomarcador post-PCI por encima del LSN (gráfico 1).

Gráfico 1. Resultados Perioperatorios

 

Ranolazina
(n = 35)

Placebo
(n = 35)

Valor P

IM

6%

2%

0.04

Lesión Miocárdica
CK-MB
Troponina I

23%
31%

40%
48%

0.010
0.011

 

Los niveles basales de los biomarcadores fueron parecidos y se mantuvieron dentro de los límites normales de los 2 grupos y los valores umbrales post-PCI fueron más bajos en aquellos pacientes tratados con ranolazina que en aquellos que recibieron placebo tanto para la CK-MB (3.1 ± 15.0 ng/mL frente a 7.7 ± 19.1 ng/mL; P < 0.05) como para la troponina I (0.15 ± 0.35 frente a 0.47 ± 0.49 ng/mL; P < 0.05). Las mediciones de mioglobina que se hicieron antes y después de la intervención siguieron un patrón muy parecido.

Los efectos secundarios a los 30 días fueron parecidos en ambos grupos cuando no se tuvieron en cuenta los IM perioperatorios (del 3% con la ranolazina y del 6% con el placebo).

La Diferencia se Debe a un ‘Mecanismo Único’

 “Los resultados de nuestra investigación avalan la hipótesis de que la ranolazina podría ofrecer cierta profilaxis a los miocitos cardíacos contra lesiones de origen isquémico,” aseguran los autores que explican que el fármaco “tiene un mecanismo de acción único porque bloquea la corriente del canal de sodio y previene el aumento de concentraciones de calcio intracelular que, en el caso de la isquemia miocárdica, se acumulan a lo largo y ancho del intercambiador sodio-calcio.”

Además, aseguran, la ranolazina “parece tener otros efectos pleiotrópicos no anginosos incluida una mejor función endotelial y un menor estatus inflamatorio así como una menor resistencia vascular coronaria gracias al bloqueo de la actividad adrenérgica α(1), lo cual, a su vez, en el marco de una PCI, podría ayudar a minimizar la necrosis miocárdica mediante microembolización operatoria.”

No obstante, debido al pequeño tamaño del estudio, el Dr. Pelliccia y sus colaboradores concluyen que los hallazgos sólo deberían de entenderse como hallazgos “generadores de hipótesis” que, todavía, hay que confirmar.

Se Necesita una Población Más Extensa de Pacientes

En entrevista telefónica concedida a TCTMD, el Dr. Sorin J. Brener, de la Facultad de Medicina Weill Cornell (Nueva York, NY), dudó de que la ranolazina tenga mucho potencial en este grupo de pacientes ya que “no es el único fármaco de este tipo que se prueba.” Ya hubo una serie de ensayos que reveló que las estatinas eran capaces de prevenir los IM perioperatorios, pero esto no hizo que su uso se extendiese en el marco preoperatorio, advirtió.

“Normalmente la gente se va a casa con un tratamiento a base de estatinas pero no son pretratados si padecen alguna enfermedad coronaria conocida,” añadió. “Sabemos que las tienopiridinas previenen el infarto de miocardio perioperatorio y sin embargo en el ámbito programado/voluntario, no se suele administrar una precarga al paciente. Por eso no creo que la ranolazina vaya a empezar a usarse masivamente, si bien es otra evidencia que revela que siempre se puede actuar ante un infarto de miocardio.”

En cualquier caso, el Dr. Brener coincidió con los autores del estudio en que la ranolazina debería probarse en una población más extensa de pacientes. El RIVER-PCI está, en la actualidad, probando dicho fármaco contra el placebo en más de 2.500 pacientes con revascularización incompleta post-PCI. Al parecer, los resultados no estarán disponibles hasta, como mínimo, a finales el año 2014.

Detalles del Estudio

Los grupos de pacientes que recibieron ranolazina y placebo eran parecidos en lo que se refiere a la edad, el sexo, los factores de riesgo cardiovascular, la presentación clínica, la función ventricular izquierda, la función renal y el tratamiento médico cuando se llevó a cabo la intervención. Tanto la anatomía coronaria como el tipo de lesión también fueron parecidos en ambos grupos.

 


Fuente:
Pelliccia F, Pasceri V, Marazzi G, et al. A pilot randomized study of ranolazine for reduction of myocardial damage during elective percutaneous coronary intervention. Am Heart J. 2012;Epub ahead of print.

 

Declaraciones:

  • Los Dres. Pelliccia y Brener no declararon conflicto de interés económico alguno.

 

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